Los Fellows de Acumen Academy España se reencuentran en el segundo seminario. Pablo Martín, nos comparte lo vivido esos días...
En tiempos de crisis,
cuando el odio se propaga,
el amor nos mantiene juntas.
Como la vez anterior, nos enviaron las coordenadas: latitud 40.631653, longitud -3.153173. Códigos calcados, mismo proceso, solo ciertas condiciones: mente abierta, ropa cómoda y el corazón puesto en hora. Ojalá existiera la manera de poner los corazones en hora.
El tiempo el acordado, el lugar también. Estábamos todas en la entrada. No faltaron abrazos, risas, besos, nervios... Casi sin gravedad, aisladas en esa nave, apartadas, volvíamos a sentir que teníamos de todo. Otra vez ellas, las mismas personas. Otro encuentro extraño con desconocidas a las que habías empezado a amar hace relativamente poco y de las que ya nunca te querías separar.
3,14159... Me encanta el número Pi. Siempre me ha acompañado y creo que hasta me ha entendido. Como en la anterior misión volvimos a configurarnos como círculo. Mano con mano, contacto visual, una única forma. Volvíamos a formar como grupo. Y eso se sentía. Cada conexión transmitía una energía que fluía sin limitaciones: libre, serena, bella.
En tiempos de crisis,
cuando el individualismo se abre paso,
estar juntas es nuestra única opción.
La anterior misión nos atravesó. Pasamos del yo al nosotras. Tomamos conciencia de que no estamos solas y que todo es posible en compañía. Pero la construcción de un grupo no está exenta de riesgos. Es más, está cargada de ellos. Mantener el pulso constante no es fácil, equilibrar expectativas para que nadie desconecte o descarrile. Somos conscientes de que somos un experimento social, que nos debemos permitir equivocarnos, que hay que probar, evaluar, tensionar, replegarse, crecer y luego volver a la zona de calma para reflexionar y ordenar sensaciones. ¿Acaso la vida no es un experimento? ¿Qué es si no el universo?
Y por supuesto que hablaremos de vosotros. No os tenemos miedo. Había como recuerdos en el ambiente, imágenes que secuestraban nuestras mentes en momentos concretos. Cada persona el suyo. Durante todos los días de misión que estuvimos juntas los sentimos bien cerca. No solo esos días, nos han acompañado toda nuestra vida. Parecía que estaban escondidos pero los teníamos enfrente, a nuestras espaldas, muy dentro: nuestros miedos. Como activadores de cambio debemos enfrentarlos, superarlos, mirarlos de tú a tú y aprender a convivir con ellos. Algunos como os decía son viejos amigos, otros apareciendo recientemente de la nada. Hay tiempo, debemos permitirnos tener tiempo, y poco a poco salir de esas zonas oscuras que no nos dejan compartir nuestro potencial, que no nos dejan brillar.
Como en la anterior misión, comenzamos este segundo seminario precipitándonos al abismo; esta vez sabiendo qué era el abismo, sabiendo que hay salida al explorarte. Sintiendo que no estamos solas, que una red de cuidados nos protege y nos arropa y nos hace crecer como personas y como grupo.
Cerramos como empezamos, con el círculo. Cantando, bailando, riendo, llorando defelicidad... El cielo era nuestro y nadie nos lo podía arrebatar. Cada estrella, una causa por la que seguir luchando. Cada destello de luz, un camino por el que transitar.
Como en la anterior misión, salimos reforzadas como grupo, salimos con ganas de más.
No hay tiempos de crisis.
Afrontemos los retos, abracemos el cambio,
brindemos por la esperanza.