Fundación Balia nació en el 2000 en un barrio del distrito de Tetuán, curiosamente, cerca del distrito financiero de Madrid. Era la época de esplendor económico en España y cuando comenzaron a aparecer los llamados “niños de la llave”, menores cuyas familias habían llegado a la capital llamados por el bienestar social y económico del momento y que, con su llave al cuello, regresaban cada tarde solos a sus casas, muchas veces teniendo, además, que atender a hermanos menores que ellos. Para apoyar a estos niños y niñas en situación de vulnerabilidad abrimos nuestro primer centro en la calle Fereluz que acogía cada tarde a unos 30 menores.

Desde entonces llevamos dos décadas rompiendo el círculo de la pobreza, que se transmite de generación en generación, a través de la educación. El equipo educativo de Balia trabaja cada día con los menores la educación en valores, busca su éxito escolar para reducir el abandono escolar temprano, desarrolla sus competencias digitales y tecnológicas al mismo que tiempo que promueven la educación emocional y el desarrollo del talento.

Además, buscamos que los padres y madres se impliquen y participen más en el desarrollo escolar y emocional de sus hijos.

Actualmente atendemos en Balia a más de 2.400 niños, niñas y adolescentes de 3 a 25 años que viven en situación de desventaja social y económica, en barrios vulnerables de Madrid, Guadalajara y Sevilla. Esto es posible gracias al apoyo, entre otros, de la Fundación Open Value que apuesta por crear un ecosistema que favorezca la igualdad de oportunidades, el acceso a la educación, al ocio y la cultura para menores que viven en situación de pobreza.

Todos nuestros aliados son conscientes de que nacer en un contexto de pobreza limita el progreso, la inclusión y el futuro de estos niños y niñas, pero también de la sociedad y que la pobreza es evitable si hay una colaboración real que no deje a nadie fuera del sistema de progreso social, laboral y económico. 

Según los últimos datos de pobreza infantil en España, el 27,4% de menores están en riesgo y por eso es tan importante invertir en la infancia hoy porque a largo plazo, serán ellos los que hagan progresar la sociedad de país y traerá un impacto positivo en la comunidad donde desarrollen sus vidas.

Como señala Ernesto Gasco, Alto comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil, “solo alcanzaremos la igualdad plena como sociedad si podemos asegurar que la infancia crezca sana, segura, feliz y capaz de desarrollar sus talentos y capacidades sin barreras que se lo impidan”

La actual crisis sanitaria ha empeorado más la delicada situación de las familias vulnerables que han visto cómo se amplificaban sus necesidades básicas y el impacto negativo que la pandemia ha tenido en la educación de sus hijos. El confinamiento privó de su derecho a la educación a estos menores, con el cierre de los centros escolares y falta de medios y de supervisión adulta para continuar su educación online. El pasado curso escolar constatamos las dificultades de los menores para recuperar el ritmo escolar y las secuelas emocionales que esta situación ha originado a miles de niños, niñas y adolescentes que viven en desventaja social y económica.

Por eso ahora más que nunca son necesarios programas de apoyo educativo y un acompañamiento personalizado a estos menores y a sus familias. Nos toca recuperar el tiempo perdido y seguir trabajando apoyando a quienes más lo necesitan.

“Gracias por entender nuestra situación en estos momentos y ayudarnos en todo, gracias porque han sido de gran apoyo emocional. Mi hija está feliz y ha mejorado en su calidad de vida”

Madre del proyecto Aulas Balia contra la pobreza infantil que apoya OVF