Una mañana de octubre de 2016 un joven que había sido alumno nuestro cometió un robo con violencia. Durante el atraco golpeó en la cabeza a Antonio, un sacerdote a quien conocíamos, provocándole un derrame cerebral del que nunca se recuperó. La vida de ALBR también quedó truncada, pero de otra manera: fue condenado a una larga pena de prisión. No era una mala persona. Sin estudios y sin empleo extravió su camino.

Este acontecimiento nos llevó a ofrecer una segunda oportunidad educativa para jóvenes en situación de abandono educativo prematuro. Hasta ese momento, Diversidades era una asociación que trabajaba por la inclusión social desde el respeto de la diversidad cultural. En aquel momento, se convirtió también en una herramienta de segunda oportunidad.

Hicimos una oferta formativa adaptada para jóvenes entre 16 y 21 años con un curso de Competencias Clave para la obtención de certificados de profesionalidad, y un método de trabajo sobre sus proyectos de vida. Logramos buenos resultados académicos y éxitos notables en relación con los proyectos de vida. En 2017 Diversidades se integró en la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad como miembros del Sector Educativo.

Durante el curso 2017-2018, hicimos un proyecto piloto con el Certificado de Profesionalidad de Operaciones Básicas de Comercio. La experiencia fue satisfactoria y nos animamos a tratar de implicar al Ayuntamiento de Vigo y a la Xunta de Galicia en el proyecto. Entonces, sólo la Consellería de Política Social apoyó nuestra propuesta de educación de segunda oportunidad.

Si embargo, 2019 fue el año con más alumnado y con mejores resultados académicos hasta la fecha y en que incorporamos un grupo de prevención por las tardes.

2020 resultó un año crítico. El año empezó sin financiación para las acciones formativas ni garantías para la parte de proyecto de vida. Entonces llegó el COVID-19. Nuestra pregunta no fue si podíamos mantener económicamente nuestra apuesta. La pregunta fue si nuestros chicos nos necesitaban. Así, durante el confinamiento estuvimos más atentos que nunca a sus necesidades y a sus dificultades, a mantener vivo su apoyo mutuo y a hacer posibles sus sueños.

Afortunadamente, el apoyo de OVF nos permitió sostener nuestro esfuerzo por mantener la oferta formativa; pudimos realizar actividades presenciales durante el verano, recuperar la interacción en los grupos y acompañar en la búsqueda de empleo o de alternativas formativas a nuestro alumnado del curso 2019-2020, pudimos comenzar el curso 2021 con más solicitudes para el grupo de competencias clave y con tres grupos de prevención.

Nuestro principal impacto es haber cambiado la vida de más de 200 jóvenes, de las más variadas formas: desde la víctima de violencia de género que encontró el amor de su vida y hasta quien llegó sin lograr homologar sus estudios en su país de origen y hoy trabaja al tiempo que se prepara para ser un hombre de negocios; desde el chico retomó sus estudios y encontró la motivación para superarse hasta la joven que consiguió una titulación académica o una inserción laboral de larga duración. Estas historias felices nos sostienen lo mismo que las vidas que no encuentran un camino nos siguen desafiando.

Por eso ahora queremos ofrecer certificados de profesionalidad junto con las competencias clave, completar la integración entre proyecto de vida y competencias transversales; y consolidar la colaboración con los centros educativos para la prevención y con las empresas para la inserción laboral. Creemos que podemos hacerlo mejor y buscamos sin descanso quien nos ayude a hacerlo real.