La inversión de impacto aúna el requisito de obtención de rentabilidad de la inversión financiera tradicional, con la exigencia de generar un impacto positivo y medible en la sociedad y/o el medioambiente. Existen dos hechos concretos que impulsan la necesidad de caracterizar en profundidad lo que implica la inversión de impacto.

El primero es el cambio de paradigma experimentado a raíz de la crisis iniciada en 2007, que ha dado la oportunidad a las empresas y a los inversores, tanto particulares como institucionales, de hacerse responsables de su realidad social y medioambiental a través de la inversión de impacto. Esta asunción de responsabilidad e interés por la inversión de impacto quedan reflejados en el último estudio de Global Impact Investing Network (GIIN), que informa de que el 85% de los gestores de activos a nivel mundial realiza inversiones de impacto en respuesta a la demanda del cliente.

Surge, así, una nueva manera de hacer finanzas basada en la valoración conjunta del rendimiento, el riesgo y el impacto, en la que los mercados financieros son fundamentales para apoyar las soluciones a los problemas mundiales. Por consiguiente, es necesario entender en su plenitud esta nueva concepción de la inversión, para que un mayor número de ciudadanos y empresas adopten esta forma de inversión como una vía de participación efectiva en la resolución de los conflictos sociales y medioambientales.

El segundo es la exigencia de aprender de los errores pasados en el ámbito de la inversión, pues, al igual que sucedió con las microfinanzas, la inversión de impacto no es en sí misma un tipo de inversión apropiada ni inapropiada, sino simplemente una manera de invertir los capitales que generará impactos positivos sólo si es usada adecuadamente. Por consiguiente, es necesario que la propia industria de la inversión de impacto gestione y mida tales impactos para demostrar su efectividad, a la par que la investigación da rigor científico a los resultados alcanzados.

Con relación al aporte investigativo, fue en el año 2007 cuando se asoció la denominación “inversión de impacto” a la búsqueda proactiva de impacto con retorno financiero, de modo que se trata de una industria aún naciente; en consecuencia, la investigación existente hasta ahora es de carácter mayormente descriptivo y exploratorio, al haber aún muy pocos años de existencia de esta realidad como tal para ser investigada cuantitativamente. Por tanto, se trata de apoyar los esfuerzos del sector por alcanzar una mayor homogeneidad y rigor en la forma de medir el impacto que se genera, al tiempo que se promueve el avance en la investigación para salvar la brecha existente entre la visión científica de la evaluación del impacto y la medición del impacto en la industria.

Estos dos hechos ponen de manifiesto la necesidad de fortalecer la identidad de este nuevo tipo de inversión, y acercar a la sociedad su concepto, mercado, ecosistema y prácticas de medición y gestión, y de este modo mejorar la escala y la efectividad de la inversión de impacto.

Para alcanzar este objetivo, recientemente la Cátedra en Inversión de Impacto UAM - Open Value Foundation ha publicado el “Libro Blanco de la Inversión de Impacto”, que de manera sistematizada, clara y rigurosa expone todos los aspectos relativos a la inversión de impacto: antecedentes y concepto; las características actuales de su mercado; los actores que conforman su ecosistema; los diferentes tipos de activos financieros que caracterizan esta industria; las diversas metodologías que permiten gestionar y medir el impacto tanto económico como social y/o medioambiental; y finalmente, los retos que hoy en día plantea la inversión de impacto.

La Fundación Open Value también patrocina el Máster en Inversión de Impacto de la Universidad Autónoma de Madrid, contribuyendo, así, de manera muy significativa, al desarrollo de programas educativos que hagan a la sociedad más consciente de esta necesaria asunción de responsabilidad social y medioambiental que conlleva la inversión de impacto.

Por tanto, animamos a nuestros lectores a ahondar en la inversión de impacto con la lectura del Libro Blanco de la Inversión de Impacto, que aporta una gran claridad y sistematización a los numerosos conceptos ligados a este área, y a formarse como profesional de alta calidad en esta industria a través del Máster en Inversión de Impacto de la UAM.